Naparpellet, Enriqueciendo el medio ambiente con biomasa
La pasada semana el medio enpresaBIDEA publicó una entrevista en Euskera de nuestro Director comercial D. Alfredo Martínez.
Agradecimientos al autor D. Joanes Marquet Lopetegi por su trabajo y colaboración:
Naparpellet se responsabiliza en generar energía a partir de derivados de la madera, lo que significa que utiliza materiales provenientes de la naturaleza para generar combustible, es decir, la biomasa. Su principal producto son los pellets de madera, pero también producen astilla y briquetas de madera.
La fábrica está ubicada en Etxarri-Aranatz dentro de las instalaciones de Cerámica Utzubar. Se puede decir que Naparpellet es hijo de este último y que tiene su origen en el sector de la cerámica.
Alfredo Martínez es actualmente el director comercial de la empresa, y en sus palabras, “Naparpellet es fruto de la apuesta por la innovación continua de Cerámica Utzubar. En 2009, para afrontar la crisis de la industria de la construcción, decidimos reemplazar los quemadores de los hornos a gas por otro combustible amigable con el ambiente, el serrín. Así que montamos un secadero a baja temperatura con un equipo de cogeneración para generar calor y electricidad.”
El serrín húmedo se seca mediante el calor producido por la cogeneración. “Al ver que teníamos materia prima seca y, al ser conscientes de la caída del mercado del ladrillo, comenzamos a investigar sobre biomasa y pellets”, explicó Martínez. “Pensamos que era un mercado interesante y construimos una planta con una capacidad de producción de 4.000-8.000 toneladas al año. Así salimos al mercado en el 2011, con el sello ENPlusA1”, agregó.
En menos de 10 años, de una planta que producía 4.000 toneladas al año, ha pasado a una capacidad de producción de 60.000 toneladas al año.
Se les hizo un mercado muy interesante desde el principio, y la evolución que han tenido desde entonces demuestra que tenían toda la razón. En menos de 10 años, de una planta que producía 4.000 toneladas al año, ha pasado a una capacidad de producción de 60.000 toneladas al año. “Ha sido una evolución tremenda”, dijo el director comercial.
“Este crecimiento ha requerido un gran esfuerzo, no solo en términos de inversión, planificación y estructura comercial, sino también en términos de mantenimiento de la calidad del producto. Después de todo, en diez años, nuestra capacidad de producción se ha multiplicado por diez”, agregó.
Producto de primera calidad a nivel europeo
Naparpellet sólo vende productos a puntos de distribución profesional. La mayoría de los clientes proceden de Francia, pero también venden biomasa en España, Alemania, Italia y Luxemburgo. Según Martínez, una de sus principales fortalezas es la calidad del producto.
“Fuimos la primera planta del Sur de Europa con certificaciones ENPlusA1 y DINPlus. Superamos significativamente los requisitos mínimos para estos certificados. Nos recomiendan una veintena de fabricantes de calderas y estufas de toda Europa”, asegura.
Además, la compañía tiene otra característica que la diferencia de otros grupos del mercado: su política comercial. “No trabajamos con intermediarios, grandes almacenes o centros comerciales; sólo con distribuidores profesionales. De esta forma, garantizamos un rango comercial exclusivo, contando así con su fidelidad para crecer juntos, en este proyecto”, dijo Martínez.
Los pellets de madera son el principal producto de la empresa, pero desde 2013 también producen y distribuyen Astilla Certificada Biomasud A1 de máxima calidad. La empresa también dispone de vehículos propios para el transporte y distribución de sus productos.
Como Don Quijote contra los molinos de viento
“La biomasa tiene muchas ventajas”, dijo Martínez. “La energía es renovable. Cuando los árboles se queman, emiten menos CO2 del que han absorbido en toda su vida”, dijo. Para prevenir incendios, fomenta la limpieza y el cuidado de los bosques. Además, para las empresas del sector de la madera, el serrín ha pasado de ser un residuo a un subproducto valorado y cotizado, gracias a la biomasa.
“Antes, estas empresas no sabían hacer con el serrín que producía la fábrica. Ahora todas las empresas venden serrín y nosotros lo compramos. Era gratis hace 10 años, solo pagábamos el transporte. Hoy, sin embargo, pagamos 40-50 euros la tonelada. Esto permite crear riqueza en toda la cadena de suministro. La biomasa es una energía alternativa que ahorra dinero y protege el medio ambiente, nuestros bosques, y crea riqueza en toda la cadena de valor y zonas rurales.
y crea riqueza en el medio ambiente.”, agregó.
“Si apostáramos por la biomasa podríamos conseguir la independencia energética y consolidar la población en el medio rural”.
Alfredo Martínez
A pesar de los beneficios mencionados, el director comercial dice estar preocupado por el futuro del sector. “Nos preocupa la política energética que se está desarrollando, sobre todo la inestabilidad de los costos energéticos. En esta situación, es difícil iniciar nuevos proyectos e inversiones”.
A pesar de recibir poco apoyo del estado español, cree que el mercado de pellets seguirá desarrollándose. “España tiene la tercera superficie forestal más grande de Europa, pero no la está aprovechando. Si hicieran una apuesta real por la biomasa conseguirían la independencia energética, se asentarían en zonas rurales la población y nuevas industrias, tendrían un entorno más rico y tendrían unos costes más bajos que el de los combustibles fósiles”.
Entonces el sector tiene mucho potencial para seguir creciendo, pero “aquí no está funcionando bien por influencia de los lobbies energéticos y por desconocimiento del sector, además de que no recibe ningún tipo de apoyo. En comparación con Europa, estamos rezagados. En Francia e Italia, por ejemplo, ya no es posible instalar calderas de gas o diésel”, dijo Martínez.
Dice que los del sector “realmente creen en el trabajo que están haciendo” y que están contribuyendo al cuidado del planeta y a la protección del medio ambiente. Sin embargo, reconoció que su falta de conocimiento y apoyo al sector de la biomasa hacía “difícil” su actividad.
“Sentimos que estamos luchando contra los molinos de viento de Don Quijote”